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19/08/2019

Los drones, al rescate de los viñedos de Luxemburgo

En el apacible valle luxemburgués del Mosela, un dron surca el cielo con una misión precisa: combatir las plagas de hongos en los viñedos de Corinne Kox, una de las precursoras en Europa de esta técnica futurista. La joven viticultora empieza a hacerse cargo de las diez hectáreas de viñedos que posee su padre y, a mediados de julio, no dudó en innovar en una parcela de 40.000 metros cuadrados de uva Riesling, introduciendo drones fumigadores.

“Sin tratamiento, no hay racimo”, explica a la AFP esta aficionada a las nuevas tecnologías durante un encuentro en Hëttermillen (este). Para prevenir la aparición de los hongos en las vides, Kox usa una mezcla de azufre y de cobre, que el dron se ocupa de esparcir. Empleada ya por los viticultores californianos en lugar del tradicional tractor o del helicóptero, “es una opción bastante extendida en los viñedos de Suiza y Alemania”, según Robert Verger, del principal sindicato agrario francés FNSEA.

Pese a su envergadura de casi metro y medio, el aparato impulsado por ocho hélices es manejable y casi silencioso. Para un oído inexperto, el ligero ruido recuerda al de un enjambre de abejas. Pero no tiene nada que ver con el avión de la película “North by Northwest” (“Con la muerte en los talones”, en España; “Intriga internacional”, en Hispanoamérica), que fumiga a un Gary Grant escondido en un maizal.

El dron de Corinne Kox se eleva a una altura de entre 1 y 1,50 metros de las cepas y esparce el tratamiento con gran precisión. Un piloto controla el recorrido del aparato desde un extremo de la parcela. “Nos da una cierta flexibilidad, sobre todo en las pendientes”, observa Kox.

El dron tiene una autonomía de 5 a 6 minutos y puede transportar hasta 10 litros de líquido, por lo que vuelve regularmente a su punto de abastecimiento para rellenar el depósito con fungicidas y recargar baterías. Más allá del Gran Ducado, la fumigación de productos fitosanitarios mediante este sistema ya se utiliza en cultivos de huerta en Asia y África.

Fuente y foto: La Nación.