Notas

30/04/2020

Ajuste hortícola para mitigar cuarentena

Varios sectores productivos incluyeron medidas para mitigar los perjuicios colaterales surgidos como consecuencia de la cuarentena sanitaria y el aislamiento social. Y, aunque hubo que posponer algunas inversiones e introducir ajustes para enfrentar este escenario, también se destacó la importancia de incorporar buena tecnología e infraestructura adecuada para cada actividad, como la hortícola.

La irrupción del Covid-19 alteró el normal modo de vivir y a su paso dejó varios cambios en la actividad diaria. El campo, como pilar económico, no paró, pero no por ello no se vio afectado en este escenario adverso. Varias inversiones quedaron relegadas y se tuvieron que replantear rutinas de trabajo, justamente para impedir cortar con la cadena productiva. Uno de los sectores que demandan mayor cuidado y tecnificación sin dudas es el hortícola, pues no solo debe enfrentar problemas comunes a otros rubros como clima y mercado, sino que por el tipo de explotación requiere un seguimiento diferenciado.

Tito Blaich, horticultor de la zona de Capitán Miranda (Itapúa), lleva más de 35 años en la actividad y, aunque movido por una inquieta curiosidad de explorar otras opciones, encontró en este sector su rubro definitivo. En una visita a su emprendimiento, verdulería “El Sembrador”, aclaró que prefiere usar el término de “cultivos protegidos” antes que “invernaderos”, porque existen diferencias, como la de incorporar algunas tecnologías en unos y no en otros. También comentó sobre la incidencia del coronavirus en el ámbito y parte de los ajustes que se debieron introducir para no parar del todo.

“Por este momento hubo una pausa con toda esta situación de la pandemia, pero no paramos. Regulamos más por el cuidado que debemos tener y la proyección es crecer”, dijo, alentado por la confianza en que ya habrá tiempos mejores. Con respecto a la situación actual de la producción indicó que, aunque por el momento hay poco, con unas 3 mil plantas de tomate en cosecha, para dentro de un mes ya se podrían adicionar otras 6 mil plantas más para la colecta. Uno de los cambios fue con el cronograma de pimiento o locote, que tuvo que reacondicionar el plan de trabajo.

“Estábamos en crecimiento para completar 20 mil plantas en total. Hasta ahí nos vamos a quedar. Sí, destinaríamos 5 mil plantas más para (pimiento) rojo y amarillo, porque verde ya tenemos ahora”, comentó. En el caso del pepino, “mantenemos dos invernaderos en forma constante, que nos dan unas 100 cajas semanales en cosecha. Todo depende de la temperatura. Otros rubros, hacemos ahora en menor cantidad porque el consumo disminuyó bastante en lo que sea hortalizas. La gente da prioridad a otros alimentos y muchas familias dejaron de consumir ensaladas en sus dietas diarias”, lamentó.

En su caso, los cultivos que se vieron más afectados fueron las hortalizas verdes. “Se entiende que, como la gente dejó de comer ensalada, la parte de lechugas y verdeos se venda poco. Estamos disminuyendo lo que sea repollo y suspendimos la lechuga. Estamos con la última plantación por este año. Luego haríamos una pausa hasta el verano porque creemos que va a ser de muy difícil comercialización en estos meses, teniendo en cuenta que cerraron ‘lomiterías’, ‘hamburgueserías’. Toda la gastronomía que sí utilizaba mucha lechuga”, reconoció, como uno de los ajustes para el resto de temporada.

Pero también continúan demandas, como las del tomate y de los pimientos, que “siguen su consumo normal con precios aceptables en este momento”, indicó. “Tenemos que apuntar más hacia los rubros de primera necesidad, por lo menos para este año. Lo que hacemos es producir más tomate de la variedad perita que no puede faltar en las comidas. Estamos haciendo más plantaciones de tomate y pimientos”, recalcó. Aunque reconoció que esperan apoyo igualmente para enfrentar la crisis, tanto de la población para apostar por la oferta local, como a las autoridades para combatir el contrabando.

En este sentido indicó que el sector también está afectado por coyunturas anteriores. “Compañeros horticultores están golpeados. Económicamente ya venían de una situación complicada el año pasado, donde los precios del tomate cayeron por el suelo. No se pudo vender. Hubo gente que tuvo que tirar grandes cantidades, invadidos por productos de Argentina y de Brasil, incluso ahora con las restricciones el mercado está saturado de productos argentinos y uno se pregunta cómo ingresan si las fronteras están cerradas. Eso hace que la producción nacional tenga doble enemigo, pandemia y contrabando”, dijo.

En su caso particular, compartió otro ajuste para mantener cierta dinámica en la actividad. “Estamos haciendo pausa con la labor. Trabajamos día de por medio para no dejar sin ocupación al personal. De los cinco días y medio a la semana que veníamos trabajando, de lunes a sábado al mediodía, ahora pasamos a cuatro días semanales. Así conservamos al personal para que no quede desocupado y esto se pueda sostener. Las ventas están bastante frenadas, el mercado donde comercializo, se redujo a menos del 50% el consumo”, indicó al tiempo de añadir que también se están tomando precauciones sanitarias.

“El uso de tapaboca aquí es obligatorio. Les pido que ya lo usen antes de llegar e incluso les exijo que no se los quiten por la calle. Tenemos lavatorio, los productos desinfectantes y otras medidas que al principio no fue del agrado, pero que tuvimos que disponer, como fue la prohibición del tereré. Tuvimos que cortar por el momento. Estamos trabajando pero no a tiempo completo, esperando que pase la peor parte y, una vez que se restablezcan las actividades después de la cuarentena, vamos a retomar con toda la velocidad, para tratar de tener la mayor cantidad de producción para la temporada de verano”, adelantó.

Estimó que todavía falta un trecho adverso por recorrer y que eso se debe tener en cuenta a la hora de números para tecnificación o para algunos gastos. “No se avizoran tiempos muy buenos. Entendemos que va a ser un año muy difícil, por lo que se debe tener mucho cuidado en cuanto a inversiones, a costos, a números. Las expectativa de venta no son muchas y esta situación va a llevar mucho tiempo para recuperar el impacto, principalmente la parte económica, que está muy decaída, muy golpeada”, expuso. De su emprendimiento, compartió que por el momento tampoco renovaría inversiones.

“Íbamos a implementar tecnología más avanzada, pero los números no nos permitieron. Hay una situación en donde todo productor debe analizar cuando el costo ‘no es muy amigo’ del beneficio. La situación nos impide implementar en estos momentos tecnologías más avanzadas porque requiere una gran inversión y los resultados podrían ser menos de lo esperado”, advirtió. El sistema de trabajo es del tipo cultivo protegido bajo plástico con sistema de riego y de fertilización vía goteo, sistema colgante en plantas de tomate, “tecnología bastante conocida que se viene realizando desde hace un buen tiempo”, dijo.

No obstante, en estos años hubo cambios. “Lo que avanzó fue en la parte de fertilización. Antes se hacía sobre la base de granulados, ahora es sobre la base de hidrosolubles. Prácticamente conservamos ese sistema de trabajo. También avanzamos en la genética. En las semillas, principalmente. El tomate tipo lisa de alta tecnología viene de Holanda. Es de muy alta calidad de frutos, de muy alta calidad de cuaje, pero también de muy alto costo. Con decir que un sobre de 1.000 semillas de esta variedad de tomate cuesta cerca de US$ 300, frente a otros que cuestan unos US$ 100. Es donde estamos invirtiendo más”, expuso.

Otra situación que incide en el escenario es el incremento de los costos. “Estamos empezando a tener remarque de precios por parte de los proveedores y nos avisaron que compremos lo que podamos porque esto va a ir a las nubes. En Paraguay no se produce ningún insumo para horticultura, sino que se debe traer de afuera y la importación está trancada. Hoy nos manejamos para proveernos con el stock de las reventas disponibles, pero también está ingresando en rojo, podríamos colapsar por falta de insumos. Es una preocupación bastante fuerte”, reconoció.

No parar de producir

Si bien el escenario es complicado y la coyuntura adversa podría seguir unos meses más, en la Verdulería “El Sembrador” existe la plena confianza en la recuperación. Por ello, Blaich reiteró la importancia de regular la actividad, pero sin que ello implique la paralización total del trabajo. También exhortó a quienes necesariamente deben ir a una pausa para aprovechar este momento. “Instaría a la población a que canalicen mejor las cosas. Con todas estas situaciones vividas, tenemos mucho tiempo para meditar, para analizar las cosas que hicimos, si las hicimos bien o mal”, opinó.

Añadió que “si en algunas cosas entendimos mal, ahora es momento para corregirlas y dedicar el espacio a la producción nacional. El Paraguay consume muchas hortalizas, pero siempre tenemos el problema que nos invaden con productos de afuera. Pareciera que está mermando, que cada vez hay menos, pero no termina. Tampoco vamos a poder frenar todo si no tenemos la cantidad que el mercado pide”, reconoció en un momento dado de su reflexión, por lo que reiteró la necesidad de tener en cuenta la demanda y ver cómo poder satisfacerla a nivel local, cada vez en mayor proporción.

Instó a sus colegas a no decaer. Comentó que incluso se establecieron nuevos espacios para apoyar al sector, como la recientemente creada Cooperativa Multiactiva de Producción y Comercialización Fruti-hortícola Capitán Miranda Ltda. “A los demás productores les diría que no aflojen. Que saquen fuerzas de donde sea para poder continuar con esto. Siempre que llovió, paró. Detrás de la tormenta sale el sol. Esto va a pasar, va a terminar. Por ahora no queda más que cuidarse y tratar de salir de esta situación y dar con todo. No parar de producir porque la gente tiene que comer”, finalizó.

Vale la pena tecnificar

Tito Blaich, horticultor de la zona de Capitán Miranda.

La tecnificación viene demostrando la importancia que tiene, sobre todo para enfrentar aquellas adversidades sobre las que se puede tener algún tipo de capacidad de contrarrestar sus efectos negativos. “Tenemos un registro para cada cultivo protegido. Tenemos una planilla de donde sacamos los cálculos, pero nada se puede hacer en contra del clima. Cuando el factor climatológico no te acompaña, es resto simplemente es herramienta de trabajo. Se necesita que el clima sea favorable para que cada componente haga su función”, indicó Tito Blaich, quien lleva más de una década con instalaciones de protección para rubros hortícolas. “Haciendo una suma y resta al final del año, en el balance del año, uno saca la conclusión de un promedio general. Comparando con o sin protección podemos hablar de una diferencia de 50%”, indicó sobre el beneficio de emplear este tipo de sistema de producción.

Aunque lleva más de 35 años en la horticultura, la introducción de los “plásticos” para el cultivo protegido se inició hace unos once años. Luego, tuvo la posibilidad de empezar a comparar marcas hasta optar por Agrinplex, representada en el país por CMP Agro, aunque ya venía utilizando la línea. “Probé muchas marcas. Si bien me inicié con Agrinplex, después por una cuestión de ir descubriendo, buscando alternativa, buscando cuál plástico anda mejor, volví a esta marca y puedo decir que hoy ‘me casé’ con la marca, además de conseguir que muchos otros productores también ‘se casen’ con esa marca, principalmente por muchas razones y ventajas. Entre estas, “la garantía que me da la marca que los plásticos van a resistir temporales, ofrecen más durabilidad, más flexibilidad que otras marcas, cuentan con una mayor protección contra rayos ultravioletas y, lo mejor de todo, es que encontré solución a problemas de temperatura bajas”, dijo.

Aclaró que esto partió de su experiencia. “Agrinplex protege cultivos en temperaturas bajas. Hasta -2 ºC todavía no se congelan dentro del invernadero. Otras marcas, con 0 ºC ya muestran hielo dentro de la estructura. A parte, presenta otras opciones, pero lo más importante que encontré es que ofrece más seguridad. Comprobé que mientras en un invernadero se congeló por completo toda la plantación, en otra, se llegó a un semicongelamiento, mientras que con Agrinplex no tuvo problemas. Salvé toda la producción de estas instalaciones sin ninguna afectación del frío que tuvimos. Mientras, otros colegas horticultores lamentaban sus plantaciones quemadas. Así comprobé la tranquilidad y seguridad de contar, y de recomendar, con este producto. (…) Hasta el día de hoy no salimos de la marca. Seguimos con Agrinplex, representado por CMP Agro”, indicó, en otro momento.

Explicó que de los 50 invernaderos, en uno solo tiene otra marca, más que nada para probar cómo resulta, cómo se comporta, aunque hasta ahora no encontró ninguna diferencia ni resultado superior, admitió. “El esto, los 49 son todos de Agrinplex. En un solo predio, tenemos 19 naves totalmente de Agrinplex”, resaltó. Recodó igualmente un viaje que realizó a Santa Lucía, Corrientes (Argentina), para conocer las técnicas de cultivo ya empleada allá por entonces “que ni idea teníamos”, rememoró. “Traje un montón de técnicas de cultivo y de conocimiento y empecé a implementarlas dentro de mi huerta”, añadió. Hoy, en la distancia del tiempo, puede comparar la importancia de haber introducido la tecnificación en su finca, pero no solo a nivel personal, sino de cómo la modernización y profesionalización de la actividad está arrojando beneficios para todo el sector y, por ende, para la economía.

“Hace unos siete años, por decir, y de ahí hasta hoy, en cuanto a horticultura en la región y en todo el país con el uso de tecnología registró un crecimiento abismal. Estamos usando tecnología que, si bien no del todo de primer mundo, se usa en todos lados, principalmente lo que es la protección de la planta, fertilización y riego automático. Tenemos temporizadores de riego, de fertilización, estamos tecnificado a un paso bastante acelerado. Es sabido que en nuestro país tenemos algunos inconvenientes, pero creo que hoy mucha gente abrió los ojos a la tecnología. Implementar eso, hacer funcionar, te cambia la vida, te cambia todo, te reduce mucho el trabajo y te aumenta muchísimo la producción, la calidad. Todo eso hace que uno pueda competir en precio, en calidad e incluso en cantidad”, reflexionó sobre los cambios observados en tan poco tiempo y que le permiten confirmar que vale la pena invertir en tecnología.

“Totalmente (vale la pena), porque los costos de la estructura no son elevados, porque disponemos de mucho material para la construcción de los invernaderos, pues normalmente se utilizan madera de eucaliptos, que inclusive el mismo productor puede tener plantaciones propias. Los costos no son elevados, los plásticos no son caros, son baratos. Aquí pasa por una cuestión de cultura. Entender que tecnificando, se facilitan muchas cosas y, aunque al mismo tiempo se está en una actividad como la productiva, con riesgos que se corren como por ejemplo con granizos y tormentas, al hacer una evaluación final de todo, se ve que vale la pena invertir. Y más todavía en plásticos buenos, como en este caso, esta marca Agrimplex. Son años que estoy utilizando y hoy más que nunca, más fanatizado a seguir usando esta marca”, dijo. Prueba de su fidelidad a la marca fueron los nuevos lotes adquiridos en la última edición de Agrodinámica, en Itapúa.

Mercado, fidelidad y nuevos espacios para comercializar

Uno de los cuellos de botella de todo emprendimiento es llegar al mercado y concretar la comercialización de los productos. En el caso de verdulería “El Sembrador” tuvo mucho que ver la alianza establecida hace más de un par de décadas y que hasta ahora sigue el vínculo comercial, en un beneficio mutuo. Tito Blaich, recordó que lleva 25 años de proveer hortalizas a una misma empresa de Encarnación. “Nos iniciamos juntos. Ellos como comerciantes y yo, como productor. Hoy ya es un supermercado y seguimos. Estamos en forma ininterrumpida en todo este tiempo trabajando juntos y les proveo de los productos de acuerdo a lo que se necesita”, indicó.

Sobre la posibilidad de llevar la producción más allá del departamento de Itapúa, indicó que ya tuvieron experiencia de proveer incluso hacia la capital del país. “En ocasiones salimos, pero últimamente se abrieron mercados mejores solo en Encarnación y estamos comercializando todo lo que estamos produciendo. Estábamos llevando hacia Asunción tiempo atrás, pero luego se amplió la demanda de los mercados más cercanos. El supermercado con quien trabajo también creció mucho. Se expandió más y abrió más porque creció mucho su clientela. Se triplicó y eso, automáticamente, también triplicó mi volumen de venta”, indicó en un escenario previo a la pandemia.

También entró en actividad la Cooperativa Multiactiva de Producción y Comercialización Fruti-hortícola Capitán Miranda Ltda., del cual Blaich también es socio fundador. La entidad solidaria fue reconocida como tal en el 2019. Antes fue una asociación de productores, que arrancó como centro de acopio. Ya participó como expositora en la última Agrodinámica y cuenta 32 socios, con tendencia a un “30% de crecimiento anual, de acuerdo al mercado que se vaya conquistando, porque tampoco es bueno tener muchos socios y poco mercado. Ambos deben crecer”, dijo Blaich, quien igualmente indicó que tiene clientes que compran directamente de finca.

“El Sembrador” por dentro y proyecciones

La verdulería “El Sembrador” está en la zona de Graneros del Sur, a la altura de calle D5, Federico Chávez, distrito de Capitán Miranda. La trayectoria por esta actividad se remonta algunas décadas atrás cuando un pequeño Tito empezó como ayudante de la huerta de su madre, quien falleció cuando él tenía 12 años y quedó para continuar con el trabajo. Primero en forma familiar, para el autosustento y luego a una tarea más comercial, sobre todo cuando el niño creció y formó su familia y ya era necesario contar con ingresos para mantener el hogar. El siguiente gran paso fue pasar a una producción bajo “cultivo protegido”, como prefiere llamar antes que en sistemas de invernadero. De esto ya hace más de un decenio. Antes también introdujo el sistema de riego en forma convencional. Actualmente cuenta con unos 50 “invernaderos” en dos predios, que vendrían a ser dos hectáreas de techo cubierto.

La proyección es realizar un crecimiento del 10% anual, hasta llegar a 100 unidades. “Ahí sería el tope. Porque ya es mucho. Es suficiente. Estamos trabajando, gracias a Dios, siempre tratando de mejorar, en calidad, en cantidad, en presentación, en logística y hasta hoy no tuvimos grandes problemas con respecto a la comercialización. Siempre vendimos todo”, refirió Tito Blaich, quien lleva más de 35 años a la horticultura. Su producción incluye tomate (lisa y perita), pimiento, repollo, lechuga (común y repollada), pepino y algo de verdeo, así como melón. Bajo plástico produce pimiento de tres colores: rojo, verde y amarillo, así como el tomate, pepino y melón. Con el sistema de media sombra plantan lechuga (americana y común), algo de pimiento y todo lo que es verdeo. Más recientemente empezó a probar el sistema de regadío más moderno y con el empleo del “mulching”, el cobertor de suelo.

“Si no hay ninguna falla en el regadío, instalaríamos sobre este sistema la parte del mulching, después de verificar todos los goteros, ya que desarrollamos el sistema de riego por goteo en forma localizada, distribuidas en cintas para un goteo con distanciamiento de 10 cm para unos 4 litros por hora, por metro lineal. Es lo estimado del riego”, subrayó con respecto a algunas tecnologías introducidas previo al episodio de la pandemia por Covid-19. Otro dato compartido fue que al principio, el emprendimiento contó con más gente pero con menos plantación. Antes requería de quince personas para un trabajo a cielo abierto. Hoy, cuenta con diez colaboradores para cubrir los 50 invernaderos. “A campo (descubierto) era más trabajo de lo que es ahora. Si llovía, primero, impedía seguir trabajando. Nadie hacía nada y, segundo, se complicaba porque se encimaban todas las tareas”, rememoró.

Sin embargo, la situación cambió. “Si ahora llueve, con estas infraestructuras, igual se puede trabajar debajo de los techos. Puedo decir con propiedad que optar por un cultivo protegido quizás para muchos sea todavía algo nuevo, para una mayoría ya no. Quien empezó con esto, se da cuenta que sin protección, la planta no va a responder con el potencial que pueda tener”, recalcó. A modo de anécdota, pero una experiencia sumamente válida fue la que compartió con respecto a probar otras actividades. En efecto, si bien la horticultura se mantuvo a lo largo de todo este tiempo como rubro principal, de forma paralela, probó otros rubros. “Fracasé en todos (los otros), por lo que me quedé 100% con la horticultura”, rememoró. En tanto, en sus planes de expansión lo apoya su hijo Gabriel quien, mayor de edad, lo acompaña en el trabajo de día y, a la noche, va a la facultad. El vínculo filial en la actividad sigue, así como aquel niño en la huerta de su madre.