Nota de Tapa

11/09/2020

Semihidroponía, garantía de calidad

Frutillas - Si bien el departamento Central es el mayor productor de frutillas, esta fruta también impone su color y sabor en otras latitudes del país, que con innovadas tecnologías consolida un sostenido negocio de temporada con calidad. En esta edición le presentamos la producción semihidropónica en el Sur, además de las tecnologías aplicadas en la zona de mayor producción.

Usualmente Areguá, Itauguá y otros distritos del departamento Central son la cita obligada en la temporada de frutillas. Sin embargo no son los únicos, existen otros lugares que dan igual énfasis a la producción de la exquisita fruta, como Nueva Alborada, situada en el departamento de Itapúa. 
Allí, Wilson Amarilla y su familia decidieron apostar por el cultivo de la frutilla, y lo que en principio tuvo fines decorativos y estéticos, más tarde se convirtió en un auténtico negocio debido a la gran demanda de mercado, el alto rendimiento de la cosecha y la rentabilidad del rubro a pesar de sus exigencias. “Los primeros tiempos me gustaba como adorno de jardín; luego fui descubriendo la capacidad real de la planta, sus variedades y todo lo referente al cultivo, lo que me motivó a emprender el negocio -en compañía de mis hermanos- en busca de generar nuevas oportunidades y mayores beneficios económicos”, explicó el agricultor. 


Hoy ya consolidado en la zona, “El paraíso de las frutillas”, nombre que lleva el emprendimiento, ofrece al público un alimento de calidad cuyo secreto radica en la aplicación de tecnologías apropiadas e innovadoras para aprovechar al máximo las bondades de esta fruta, permitiendo productos de calidad, optimizando costos y recursos. 
Uno de los métodos de cultivo que implementa esta familia de productores es la plantación semihidropónica, es decir, el cultivo se realiza en un entorno controlado y protegido, capaz de reducir la incidencia de plagas y otras enfermedades.
En el sistema semihidropónico la frutilla se produce en sustrato, en bolsas llamadas Slab, Habitualmente utiliza sustrato a base de cascarilla de arroz quemada, pero los de Amarilla aprovechan residuos de yerba mate quemado adquirido de un secadero de yerba de la región, que según ellos cumple la misma función. Esto constituye el 50%, la otra mitad se completa con mantillo de monte, humus de lombriz y fertilizantes químicos. El plástico lleva incorporado una cinta de goteo a través de la cual provee agua y fertilización. También las bolsas llevan incorporada cinta de goteo, que permite el suministro agua y fertilizantes a las plantas.
Según mencionó Wilson, este método de cultivo brinda mejores condiciones para la labor de los trabajadores y se logra cosechar el 100% de la fruta con óptima calidad.
“Siempre buscamos enriquecer la producción e incorporar más tecnología con el propósito de elevar el rendimiento de la cosecha y trabajar más cómodamente. Observamos este modelo que es muy utilizado en países del Asia y lo aplicamos”, precisó.

Wilson Amarilla, productor de frutillas.


Comentó que la inversión en infraestructura de invernadero se recupera en un año. Muchas partes de la infraestructura e insumos, como la madera para la estructura del caballete donde posan los plásticos, y el sustrato son elaborados en la finca. Esto les permite optimizar costos y lograr renta.
La familia Amarilla dispone actualmente en su producción de las variedades Festival y Dover, contando con aproximadamente 16.000 plantas. La Dover permite un rendimiento de entre 400 y 600 gramos por planta y la Festival está dando de 800 a 1.000 gramos. La producción por planta es durante toda la época que va desde mayo hasta fines de setiembre habitualmente.
El Paraíso de las Frutillas comercializa sus cosechas en el departamento de Itapúa, preferentemente a las confiterías y reposterías de la región. “Nuestros clientes valoran la calidad de nuestras frutas, que por sí hacen su propio marketing con la promoción de los propios clientes”, destacó Wilson.

Feria atípica

La Asociación de Productores de Frutilla y Afines de Estanzuela y la Asociación de Frutilleros Aregüeños y Afines, vienen ofreciendo al público lo mejor de sus cosechas y derivados, en una feria atípica impuesta por la pandemia.
Los locales cuentan con todos los protocolos establecidos por el Ministerio de Salud Público y Bienestar Social. Las expectativas persisten, aunque los resultados están lejos de las épocas normales, considerando la situación de pandemia, informó Carlos Quintana, referente en la producción de frutillas.
Este productor recibió a Campo Agropecuario Multimedia en su finca ubicada en la compañía Estanzuela en Itauguá, para dar a conocer el proceso de trabajo a la hora de cultivar y cosechar, las complicaciones a las que se enfrenta y de dónde viene su pasión por este alimento en particular. 
En primer término, Carlos indicó que la producción de frutillas en su familia se remonta al año 1930 con sus abuelos, quienes desde aquel entonces marcaron la hoja de ruta y pautas a seguir para las próximas generaciones, que hasta hoy día mantienen la tradición viva y utilizan lo aprendido de modo a generar ingresos y contribuir al sustento diario del hogar, una tarea compleja que requiere resiliencia y perseverancia para hacer frente a las situaciones adversas y altibajos propios del rubro. 

Carlos Quintana, referente en la producción de frutillas.

Porque los nuevos tiempos exigen adaptarse a los cambios y brindar valores agregados al producto, Carlos sostuvo que en la actualidad resulta clave diversificar la producción de frutillas incorporando otras variedades además de la Dover (la más rentable hasta el momento) y la Sweet Charlie, a fin de ingresar al mercado con buena calidad y en busca de satisfacer las necesidades del consumidor. 
La familia Quintana cuenta con otras variedades en su finca tales como: la Early Brite y el Camino Real. Asimismo, al igual que otros agricultores de la zona también están experimentando el cultivo una nueva variedad denominada “Darbo Prim”, de característica más alargada y mayor tamaño, la cual otorga un rendimiento superior a la Sweet Charlie, y según estiman dado su potencial y resistencia a ácaros y enfermedades, podría situarse entre las favoritas para la producción en un futuro.
Respecto al cultivo de frutillas en general, el proceso consta de dos etapas: la primera es la vegetativa que va de octubre a marzo, lapso en que la planta madre se multiplica; y posteriormente la etapa productiva, que se da en sintonía con el invierno pues cuando la temperatura va bajando se producen los frutos de calidad. 

Cosecha 2020 vigente
“La cosecha del 2020 se está desarrollando de forma satisfactoria”, manifestó Carlos Quintana, y aunque la sequía presentó ciertas complicaciones, en cuanto al tiempo de maduración de la fruta, finalmente se obtuvieron resultados positivos que ya están a la vista. En ocasiones el déficit hídrico, las plagas, enfermedades y otros factores impiden el óptimo desarrollo de la planta, por lo que se recomienda un manejo apropiado para sacarle provecho en términos de rentabilidad. En caso de no brindarle los cuidados necesarios se puede obtener un producto ácido, pobre en sabor y sin firmeza.