“El agricultor está acostumbrado a trabajar con un socio muy difícil: la naturaleza, poco predecible, pero es un socio que pone tierras fértiles a disposición y el productor trabaja en armonía con la naturaleza”, expresa el documento, en alusión al esfuerzo constante del sector agrícola para producir pese a las condiciones climáticas.
Sin embargo, la CAP señala que hay otro socio en este negocio: los precios internacionales, que se fijan de acuerdo al mercado, regidos por la oferta y la demanda, sin que el productor tenga injerencia alguna. En ese sentido, el agricultor se adapta a las reglas del mercado global.
Pero la mayor cuestionamiento del comunicado se dirige a otros actores que la CAP identifica como “socios” permanentes del negocio, específicamente el llamado “premio” o descuento que se aplica al precio internacional al momento de la venta. Según el documento, “el premio es la diferencia entre los precios internacionales y el precio real que se le aplica cuando el productor vende su soja”. Este mecanismo, según la percepción del campo, “se usa para sacar provecho del productor”.
La Coordinadora denuncia que el premio es “poco transparente y variable”, y que se percibe como decisiones que “se toman entre cuatro paredes por las grandes multinacionales”. Uno de los componentes clave del premio es el flete, un factor que cobra relevancia en Paraguay debido a que su principal vía de salida comercial es el río.
“Cuando este baja y pone dificultades a la navegación entendemos que el ‘premio’ suba y disminuya el precio pagado al productor. Llama la atención que cuando el río Paraguay sube, el ‘premio’ no baja, sino que se incrementa, castigando al agricultor con descuentos mayores”, subraya el comunicado.
Esta situación, según la CAP, genera dudas sobre la transparencia del mecanismo y deja “indefenso al productor frente a las multinacionales”. A ello se suma que en un mercado a la baja, “en forma poco clara, se agrega una tendencia de mayor descuento al precio pagado al productor”, lo que, advierte la Coordinadora, provoca que “todo el sistema pierda previsibilidad a la hora de comercializar y afecta la confianza entre las partes”.
Ante este escenario, la Coordinadora Agrícola del Paraguay exige “la transparencia en las reglas del juego comercial, de tal manera que toda la cadena de producción y comercialización trabaje de forma equilibrada, sin distorsiones unilaterales que irritan y perjudican al productor”.
El llamado concluye con una demanda clara: mayor claridad y equidad en los procesos comerciales, para garantizar la sustentabilidad del trabajo agrícola y la confianza entre todos los actores del sistema.