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17/07/2019

Obstinación por ser mejor

Después de un mal año agrícola, con resultados que desalientan y que probablemente deje muchos damnificados, el hombre del campo ya se prepara para afrontar la próxima campaña. Es una oportunidad para redimirse, a la que se aferra con la energía que lo caracteriza. En la antesala de una nueva zafra es oportuno dar a conocer experiencias que generen entusiasmo, como la que nos cuenta el productor Erni Schlindwein, que dejó por un par de horas la cosecha de maíz y recibió a nuestra revista en su chacra de Naranjal.

Pasaron más de tres décadas y media de aquel inicio de 1984 en el que Don Erni pisaba por primera vez la colorada tierra de Naranjal. Acompañado de Cleusa María, su esposa, y con una maleta repleta de proyectos, había dejado atrás la paranaense Toledo con el sueño de construir una familia y mejorar su calidad de vida en suelo paraguayo. En una superficie de cien hectáreas, que pudo adquirir con el dinero que logró dela venta de su pequeña chacra en el sureño estado de Brasil, comenzaría su aventura en Paraguay.

En aquel entonces, en treinta días, habían llegado catorce familias brasileras a Naranjal, de las que hoy quedan solo tres. Las demás retornaron a Brasil. Para los Schlindwein tampoco fue fácil, especialmente durante los primeros seis meses. “También queríamos volver, de vergüenza no lo hicimos”, recuerda Don Erni, que actualmente se considera un paraguayo más, con tres hijos y cuatro nietos nacidos en este país.

La menta reinaba en esta zona de Alto Paraná, cultivo que era desarrollado por inmigrantes provenientes del nordeste de Brasil. Los Schlindwein tuvieron que comenzar desde cero en la chacra. Paralelamente dedicaban su tiempo a la producción de diversos rubros de granja, como leche, queso, cerdos y gallinas. La piscicultura era otra actividad de renta para esta familia, tanto que Don Erni llegaba a comercializar alrededor de 200 kilogramos de filé de tilapia por semana en Santa Rita.

La actividad comenzaba a las 3:00 de la mañana, con el ordeñe de las vacas y la producción de queso, que posteriormente vendían a los chiperos de Ciudad del Este. El alba encontraba a los Schlindwein con las tareas terminadas, por lo que tenían el resto del día para desarrollar la chacra. En aquel tiempo todavía no contaban con la ayuda de un tractor u otro tipo de máquinas que actualmente facilitan las tareas del agricultor, por lo que sus manos eran las principales herramientas de trabajo.

En la parcela, que por muchos años tuvo a la menta como su único ocupante, Erni Schlindwein comenzó a implementar la siembra directa con un sistema de rotación de cultivos que le permitió enriquecer el suelo de su chacra y ofrecer un ambiente ideal para las semillas. De eso ya pasaron treinta años, y en el presente esta práctica se traduce en rendimientos muy superiores al promedio nacional en los principales rubros de renta de la agricultura extensiva, como soja, maíz o trigo. “Mantener el suelo cubierto es el secreto”, señala.

Con el correr de los años extendió su propiedad en Naranjal y fue adquiriendo otras parcelas en Alto Paraná y Caazapá. También llegaron los hijos: Douglas Juca, Carla María, y Ángela María. “Hoy ya están todos formados, son profesionales que ya crearon sus propias trayectorias”, cuenta el orgulloso padre que a sus 63 años, más de la mitad vividos en Paraguay, puede demostrar que el sacrificio, el esfuerzo y la perseverancia son determinantes para concretar un sueño.

Producción sostenible

Erni Schlindwein es en la actualidad un productor agrícola referente, capaz de mantener un rendimiento estable durante varias zafras. Cuenta con una superficie de 870 hectáreas _ dijo que 500 son alquiladas_ distribuidas en propiedades localizadas en tres distritos y dos departamentos. Naranjal y Raúl Peña (Alto Paraná) y Abaí (Caazapá). Del total del área mencionada, más de 200 hectáreas son reservas forestales. “Cuando compré esta parcela, hace más de 30 años, estaba totalmente desmontada”, recuerda al referirse a su chacra de Naranjal.

Tanto en la parcela rentada como en la propia, el rendimiento aumenta con cada año que pasa, independientemente delas situaciones climáticas que acompañan a cada campaña agrícola. Para Don Erni, este incremento se sustenta, principalmente, en el sistema de conservación de suelos que desarrolla. La siembra directa genera enormes beneficios, afirma. Evita la erosión, mejora la materia orgánica del terreno, lo que posteriormente permite obtener rendimientos sobresalientes.

El incremento de la producción se dio en paralelo a la mejoría de la materia orgánica en el suelo, resalta. En su parcela de Naranjal, que tiene treinta años bajo el sistema de siembra directa, la producción de soja no bajó de los 5.000 kg/ha en los últimos tres años. De la entre zafra de maíz 2019 logró cosechar más de 9.000 kg/ha en la misma área. “Tenemos resultados fantásticos en esta finca, que a veces, hasta nosotros quedamos sorprendidos”.

Si bien la rotación de cultivos disminuyó sustancialmente en las principales zonas productivas del país, para este productor es una práctica fundamental y que no se puede discutir. Erni Schlindwein cultiva soja, maíz, trigo, avena, nabo, centeno, entre otros. El objetivo es ofrecer el ambiente favorable para el desarrollo de las raíces de los distintos cultivos de renta, explica.

Durante la zafra sojera 2018-2019, que finalizó con un rendimiento promedio a nivel nacional de 2.216 kilogramos por hectárea, según el informe de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), Don Erni obtuvo una media general de 4.080 kg/ha en 870 hectáreas. Dentro de esta superficie, el productor cuenta con parcelas arenosas, como la de Tabaí. “Nosotros hablamos de estos números, mientras el promedio nacional es bastante bajo. Yo veo que estos rendimientos son por la siembra directa que nosotros hacemos. Eso es lo que me está dando seguridad.”.

Si bien la soja es el principal cultivo, éste productor destina entre 400 y 500 hectáreas para la siembra de maíz y 200 hectáreas para el trigo todos los años. También incrementó el cultivo de milleto como abono verde.

Asistencia técnica

El acompañamiento profesional es otro de los pilares en el que se sustenta los resultados que éste productor obtiene. En la actualidad recibe la asistencia técnica de su hijo mayor, Douglas Juca, que es un ingeniero agrónomo que está al tanto de las últimas tecnologías orientadas a la agricultura. “Siempre está capacitándose, buscando informaciones. Eso me ayuda mucho, ya que me trae las informaciones calentitas”.

La capacitación y la predisposición al aprendizaje fueron igualmente claves para éste y muchos otros productores agrícolas de origen brasileño que se establecieron en el país. Erni Schlindwein recuerda que siempre estuvieron detrás de informaciones técnicas que puedan poner en práctica en la chacras, y que actualmente se puede ver el fruto de ese trabajo. “Eso nos ayudó mucho. Por eso es muy pujante nuestra región. Hay buenos agricultores aquí, y están sacando productividades altas”.

Proyecto ganador no se cambia

Como sucede en otros segmentos, la persistencia es la clave para mantenerse en la actividad agrícola. Es muy importante no perder el foco del negocio e intentar mejorar contantemente, afirma Schlindwein. Optar por la mejor semilla, el abono adecuado, sembrar en la fecha exacta y con la densidad recomendada, son algunas de las indicaciones que ejecuta en su campo. Es necesario estar en la chacra, tener conocimiento de lo que sucede y de lo que falta. “Yo creo que mantener el foco, en todo lo que uno hace, es muy importante”.

Por otra parte, menciona que las superficies orientadas a la agricultura se encuentran actualmente degradadas. Esto repercute negativamente en los rendimientos que se obtienen con cada zafra y finalmente se pierde competitividad. Para éste productor el cuidado del suelo es innegociable, ya que es la base en la que se apoya los excelentes resultados productivos. “Hicimos un pacto con mi familia, y mientras yo esté vivo nadie va a mover esto, porque está mejorando cada año. Eso se puede ver a simple vista y se refleja en los números. Si el proyecto es exitoso hay que seguir. Como se dice en el fútbol, un equipo que está ganando no se toca”.

Primer campeón Crop Ranking

La fundación Crop Ranking, que desde la zafra 2018-2019 inició una competencia que evalúa y premia a productores de soja, tuvo a Erni Schlindwein como campeón de la Edición Copronar. El productor participó con una parcela de 7,5 hectáreas, en la que obtuvo un rendimiento de 5.122 kg/ha.

El productor cree que el manejo que realizó en la parcela, con un monitoreo constante, le permitió ganar esta competencia. Menciona que el área sufrió un fuerte ataque de orugas, pero mediante la temprana identificación del problema pudieron atacar en el momento adecuado y controlar de manera eficaz. Por otra parte, el tiempo que lleva desarrollando la siembra directa en el lugar mantiene estable la fertilidad del suelo, lo que se puede comprobar con un simple análisis.

Las recomendaciones agronómicas son llevadas a la práctica sin cuestionamientos. Se escoge semillas de alto vigor, lo que permite un mejor arranque y una planta con mayor fuerza, explica. También señala que la siembra es realizada dentro de la época ideal, desde inicios de setiembre hasta el 15 de octubre, y con la densidad poblacional indicada por la obtentora de la semilla. “No somos los mayores productores, pero intentamos ser los mejores”, afirma y adelanta que volverá a participar en la segunda edición, siempre y cuando sea aceptado en la competencia.

Comprometido con la sociedad

Nacido en Joaçaba (Santa Catarina), a los cinco años se trasladó a Toledo (Paraná), ciudad en la se crió y de donde partió rumbo a Naranjal. Desde sus primeros años en Paraguay, Erni Schlindwein lleva una vida enfocada al trabajo en su chacra, actividad que sigue desarrollando con un entusiasmo que contagia y unas ganas de mejorar más propias del que recién empieza en un emprendimiento.

Paralelamente a su rol de agricultor, Don Erni, como otros inmigrantes de origen brasileño tuvieron que edificar la infraestructura de un pueblo que se convertiría en el hogar de ellos y el de sus hijos. Recuerda que participaron activamente en la construcción de los caminos, la escuela, y la iglesia de Naranjal.“En aquella época, cuando nuestros hijos empezaron la escuela, buscamos maestros en Atyra, que después se casaron con brasileras. Hoy son maestros jubilados, hicieron sus vidas aquí. Es una historia bastante interesante, porque todo lo tuvimos que hacer o buscar afuera”.

También participó en la fundación de dos entidades referentes en la producción agrícola del país: la Cooperativa de Producción Agropecuaria Naranjal Ltda. (Copronar) y la Federación Paraguaya de Siembra Directa para una Agricultura Sustentable (FEPASIDIAS), nucleación que presidió durante cuatro años

Recuerda que tuvieron que sobreponerse a seis episodios desalentadores durante el tiempo que tiene vivido en Paraguay, ya sean por situaciones climáticas o económicas que afectaron a la producción. Actualmente, con 63 años, Don Erni dice que ya no se encuentra para aventuras. Orienta sus fuerzas a lo que mejor hace y más rentabilidad le genera, la producción de granos dentro de un sistema sostenible. “Ya no puedo hacer milagros. Entonces ya no me aventuro. Mis hijos ya no están de acuerdo. Ellos me ayudan con la asistencia técnica, pero el que hace el trabajo en el campo soy yo. Soy empleado de ellos, lo que es muy gratificante para mí. Lo hago con alegría, con amor”, señala antes de despedirse y continuar con la cosecha de maíz por otras nueve o diez horas más.