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16/07/2019

Producción del cultivo de trigo en Paraguay

Por: Ing. Agr. Alcides Villalba Arriola, Investigador Junior Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria, Yhovy, Canindeyu.

Paraguay es un país no tradicional en la producción de trigo, debido a las condiciones climáticas que presenta. En Paraguay se producen trigos blandos, de tipo primaverales con exigencias menores de vernalización, refiriendo a las horas acumuladas de frio, los cuales tienen muy buena adaptación a las condiciones de temperatura más altas de algunas zonas productivas. Las experiencias de producción a gran escala datan de 1950 a 1960, gracias a la innovación científica y la mejora genética, hoy en día es uno de los cultivos invernales de mayor importancia junto con el maíz, con una superficie de siembra de 485 mil hectáreas y el rendimiento promedio de 2,8 toneladas por hectárea en el periodo 2018 y para el periodo 2019, se prevé que el área de siembra aumente por encima de 500 mil hectáreas. “Es un gran logro, no solo a nivel técnico sino a nivel productivo, ya que muchos productores paraguayos han mantenido su fe en la producción del cereal a pesar de sus altibajos en el tiempo”.

En Paraguay se diferencian tres zonas productivas con características agroclimáticas diferenciadas principalmente por las condiciones de temperatura y el periodo de frio. La zona sureste (Itapúa y Alto Paraná Sur), que es la zona más apta para la producción del cereal, que se caracteriza por un clima más húmedo y semi-templado. La zona noreste (Alto Paraná Norte y Canindeyú) con periodo invernal moderado y periodos de escasez de lluvias durante el ciclo. Y la zona Norte, representada por el Departamento de San Pedro y parte de Caaguazú, con inviernos más cálidos y secos y con suelos arenosos, más frágiles.

La elección de una variedad a sembrar no se elige solamente por su potencial de rendimiento, sino también por un conjunto de características, como su adaptación a las condiciones climáticas de la región, su ciclo, que puede ser precoz, intermedio o tardío, otros factores a considerar son las características visibles como altura, la dureza del tallo, la resistencia a plagas y enfermedades, desgrane y las características de calidad como: peso hectolítrico, proteína, gluten etc. Son factores para reconocer cada variedad mejor adaptada en su zona o región para lograr una producción eficiente.

En el mercado están disponibles las variedades nacionales de trigo y las introducidas. Las variedades nacionales desarrolladas por el IPTA, denominadas variedades ITAPUA, haciendo referencia que se adaptan mejor a esa zona de producción y las variedades CANINDE, los cuales tienen más tolerancia a las condiciones más cálidas. También existen variedades introducidas que se incorporaron en los campos de productores, por el buen comportamiento en nuestras zonas productoras, algunas de estas variedades son CD 150, la CD 104, CD116 y las variedades TBIO TORUK, TBIO Mestre y TBIO Sossego.Además de otras más con buen desempeño agronómico las cuales han pasado satisfactoriamente los ensayos agronómicos y han sido registradas ante la Dirección de semillas del Senave (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Vegetal y de Semillas) para la comercialización de sus semillas.

En el cultivo de trigo, la disminución del potencial productivo debido a la presencia de malezas no excede el 10% del rendimiento, sin embargo con una severa infestación, se incrementa el daño y crea problemas en la cosecha debido al atascamiento del cilindro de la cosechadora y aumenta el contenido de humedad del grano y cuerpos extraños.

Entre las principales malezas que aparecen en el ciclo del cultivo se pueden mencionar las siguientes.

•  Malezas de Hojas Finas (Gramíneas): Avena negra, Acevén, Pasto cloris y la Falsa cebada.

•  Malezas de Hojas Anchas (Latifoliadas): Ysypo’i de invierno, Agosto Poty, Lengua de buey, Serraja, Nabo silvestre y Cuatro canto.

Entre las alternativas culturales para un buen manejo de malezas están: contar con una buena densidad de siembra, que resulte en una excelente cobertura del suelo que ayuda a controlar la población de malezas y su crecimiento, realizar una siembra superficial, cuando las condiciones de humedad del campo lo permiten, a modo de acelerarla emergencia evitando que las malezas se desarrollen más rápido que el cultivo. La parcela de producción de trigo debe ser monitoreada con mucha frecuencia para aplicar la solución en el momento más efectivo.

El uso de herbicidas en el cultivo de trigo es generalmente, en pos emergencia, desde el estado de macollamiento hasta el estadio de la formación del primer nudo, siendo este periodo en donde se tiene menor impacto fitotóxico en la planta. Para el control de malezas de hojas anchas, normalmente se utiliza herbicidas a base de Metsulfuron a una dosis de 4-7 g/ha y el 2-4D a dosis de 0.7-1.2 l/ha. Para malezas de hojas finas, comúnmente se usa un herbicida a base de Iodosulfurón+ Fenoxaprop-p-ethyla dosis de 0.5-1 l/ha y Clodinafop-propargyl a dosis de 0.125-0.30 l/ha.

En otro punto hay que mencionar los daños causados por las plagas las cuales son variables dependiendo tipo de plaga que incide en el cultivo. El daño principal observado cada año es la presencia de la enfermedad Virus del Enanismo Amarillo de la Cebada que es trasmitido por pulgones de la hoja (Schizaphis graminum), de la espiga (Sitobion avenae)y de la raíz (Rhopalosiphum rufiabdominalis). El daño directo de los pulgones es poco, excepto en aquellos casos donde introducen la toxina a la planta causando un amarillez general (clorosis). Otra plaga importante en el cultivo son las especies de orugas cortadoras. La Oruga del trigo (Pseudaletia sequax) y el Gusano cogollero (Spodoptera frugiperda). El ataque de la oruga del trigo es esporádico y limitado, principalmente a las hojas, sin embargo, el ataque del gusano cogollero es más fuerte bajo condiciones de sequía, condición que normalmente se cumple en la región productiva de Canindeyú y Caaguazú.

Para un control eficiente de estas plagas es importante el relevamiento de las áreas de producción para detectar y aplicar las medidas de control más adecuadas para el productor (umbral económico). Hasta hoy día no se ha identificado una resistencia varietal frente a las principales plagas, a excepción los pulgones, que se puede observar diferencias, tanto en su daño directo como en la trasmisión del virus, entre variedades. Como consecuencia de esto, el control químico es la mejor alternativa y debe ser efectuado en la fase inicial de la aparición de una plaga.

Las condiciones de altas temperaturas y alta humedad presentes durante el ciclo del trigo predisponen al cultivo a ser infectado por varias enfermedades. Las principales enfermedades son: la roya de la hoja y del tallo, mancha amarilla, Pyricularia o brusone y Fusariosis. Entre estas enfermedades la Pyricularia y la Fusariosis son los de más difícil control, debido a que el hongo ataca la espiga del trigo en donde los productos químicos tienen muy poca absorción.

Por esta cuestión la mejor opción para reducir el nivel de infección general en una región es la siembra de variedades resistentes a un mayor número de enfermedades, ya que solo las variedades susceptibles causan pérdidas severas o requieren control químico, por otro lado las distintas enfermedades tienen condiciones climáticas específicas que favorecen su aparición e infección, en general son las condiciones de alta humedad con periodos de lluvia y un rango de temperatura de 28 a 25°, por este motivo tener conocimiento de las predicciones climáticas puede ayudar a tomar decisiones sobre la necesidad de su control en el periodo adecuado. Junto con la resistencia varietal, el control mediante el manejo de cultivos como ser una adecuada rotación de cultivos, el tratamiento de semilla y el control químico foliar o de la espiga forman la estrategia llamada CONTROL INTEGRADO. En caso de optar por el control químico de enfermedades en variedades susceptibles, éste debe ser efectuado en los periodos iniciales de la infección y reaplicar en caso de reinfección. Hoy en día existe mucha variedad de fungicidas con varios principios activos disponibles en el mercado como curasemillas y/o para aplicaciones foliares.

A nivel país, todo el avance que se logró en el cultivo de trigo, es gracias a los trabajos de los investigadores, que están buscando permanentemente mejorar la productividad nacional, dándole a los productores las técnicas y herramientas necesarias para lograr una buena producción, tal es así que el Campo Experimental de Yhovy, del Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria, es una de las sedes mas importantes para el desarrollo de variedades nacionales y desarrollo de nuevas tecnologías de producción. Actualmente se esta trabajando con 2.500 cruzas de trigo nacionales, los cuales están siendo evaluados bajo condiciones reales de la Región y en viveros experimentales, a modo de crear un microclima ideal para la aparición de estas principales enfermedades y evaluar la resistencia de cada una de las cruzas.

“En esta campaña triticola (2019), apareció con más frecuencia e intensidad las enfermedades foliares, por el contrario de las enfermedades de la espiga que hasta el momento no se tuvo reporte de infecciones, esto es por el clima muy seco que se presentó en esta zafra, pero aun así se tiene que ir monitoreando constantemente la evolución de los materiales sembrados a modo de detectar a tiempo una posible infección y aplicar un programa de control.

Las condiciones climáticas de las zonas productoras, condiciona que el trigo paraguayo sea clasificado como de mejor calidad industrial en la región de Sudamérica, tal es así, que el mayor importador del trigo paraguayo, Brasil, importa el trigo paraguayo por su buena calidad para uso como mezcla con trigos de menor calidad industrial. Algunos parámetros que definen la calidad para la exportación son las siguientes:

•  Peso Hectolítrico (PH): Es el peso de 100 litros de trigo, expresado en kilogramo por hectolitro. Este parámetro tiene una relación directa con la extracción de harina lograda por el molinero. Un pH con un valor de 76 kg/ hl es considerado normal, y valores superiores logran una bonificación.

•  Proteína: Este parámetro tiene relación directa con la presencia del gluten que determina la utilidad del trigo en la industria. Normalmente se bonifica sobre el 12% de proteína.

•  Fallingnumber o Índice de caída (FN): Es el parámetro indicador de la actividad de la enzima Alfa Amilasa relacionada positivamente al brotado del grano. Una mayor actividad de la enzima Alfa Amilasa causadas por las lluvias en la cosecha hace caer el FN. Normalmente un valor sobre 200 segundos es considerado adecuado.

•   Valor de la alveografía (W): Es el parámetro indicador de la fuerza del gluten o fuerza de la masa. Es clave para determinar el tipo de producto que se puede hacer con un trigo determinado. Para la panificación directa o artesanal se requiere un valor de W cercano a 200 (trigos de mediana fuerza). Para la panificación industrial se prefiere el valor de W más alto, llegando a los niveles de 250. El valor del W de 300 o más (trigos de alta fuerza) se premia por ser considerado un trigo mejorador y apto para utilizarse en mezclas con los trigos de mediana fuerza o débiles.