Paraguay será afectado negativamente en la disminución de los rendimientos de algunos rubros agrícolas, como efecto del cambio climático, según las conclusiones del Proyecto Análisis y Mapeo de impactos ante el Cambio Climático para la adaptación y la seguridad alimentaria a través de la Cooperación Sur-Sur (AMICAF-SSC) (GCP/INT/226/JPN) llevado adelante por la FAO.
Dicho proyecto encarado por la FAO y fi nanciado por el gobierno del Japón se inició en octubre de 2014 y concluyó en febrero del 2018. A nivel local tuvo la coordinación del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Los resultados finales fueron presentados el 30 de enero durante un taller, en el Gran Hotel del Paraguay, en Asunción. En la oportunidad, Panagiotis Karfakis, de la División de Agricultura de la FAO, dijo que se espera que el cambio climático tenga un efecto en Paraguay, con una disminución de las precipitaciones y aumento de la temperatura. Mencionó que de acuerdo al análisis, esta variación de clima va a tener un efecto negativo en la productividad de algunos cultivos, y habrá regiones menos y más afectadas. El proyecto consideró dos periodos de tiempo, desde el 2017 hasta el 2040 y desde el 2040 a 2070. Resaltó que con estas proyecciones, del cambio climático esperado y de la variación que produciría en los cultivos, se espera un efecto también sobre las poblaciones. “La idea es demostrar que existe este riesgo y si el gobierno no extrema medidas y no toma en cuenta cuáles van a ser los impactos, los efectos podrían ser mayores”, dijo el responsable agrícola de la FAO. Mencionó además que ante estos indicadores, se debe enfrentar una agricultura mucho más inteligente, producir de manera más resiliente en nuestros ecosistemas. “Cuando hablamos de una agricultura climáticamente inteligente, es cuando se mira la integralidad, para ello se debe trabajar en educación de los productores, en la producción de mejores variedades y más adaptadas a las sequías e inundaciones, dependiendo cuáles van a ser los escenarios para ciertas regiones”, destacó.
Seis cultivos. Por su parte, el Ing. Edgar Mayereger, del MAG dijo que fueron seis los cultivos seleccionados para hacer el análisis a dos periodos de corte que son 2040 y 2070, para ver de qué manera el cambio y la variabilidad climática impacta en eso y cómo se puede enfrentar la situación. Mencionó que este resultado permitirá ser más previsible en la toma de decisiones. “Las proyecciones demostradas por este trabajo indican que al 2040 las lluvias disminuirán, eso implica que debemos buscar que las plantas sean más eficientes en el uso del agua y que nosotros podamos migrar de alguna manera en un manejo mucho más sostenible en el uso del agua en agricultura. Para el 2070 demuestra que se acentuará este escenario”, destacó. Refiriéndose a la “Agricultura inteligente”, dijo que es la propuesta de la FAO, que implica optimizar el uso de la tierra acorde a sus características.
Conclusiones y recomendaciones Entre las conclusiones de este trabajo resaltan que Paraguay será afectado negativamente con la disminución de rendimientos en algunos departamentos en los rubros de soja, caña de azúcar, arroz secano e irrigado, poroto y mandioca. En menor incidencia el cultivo de trigo mientras que otros rubros como maíz no sufrirán cambios importantes en el periodo analizado. El mismo también indica que se tiene una proyección de una disminución de las precipitaciones en los próximos años, hasta el 2070, presentándose ese déficit más acentuado en los meses de otoño – invierno, independiente a condiciones de clima condicionados como eventos ENOS en sus dos fases, El Niño y La Niña que tienen gran impacto en el Paraguay cuando se establecen. Dicha situación permite visualizar que un sistema de riego para la Agricultura Familiar Campesina, es viable en especial en áreas con producción intensiva especialmente hortifruticolas. Menciona que el sistema de producción, especialmente de la Agricultura Familiar, hace que se vuelvan vulnerables a eventos del clima, especialmente cuando se trata de eventos extremos. La agricultura empresarial, sin embargo, está mejor preparada para la situación que se pueda presentar en el futuro a pesar de que los rubros de esa franja de producción estarán seriamente afectadas como la soja. El proyecto, dejó capacidad instalada dentro del país, especialmente en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y sus dependencias, en la Academia y en el sector privado con la participación de técnicos de gremios de la producción para llevar adelante el trabajo en forma conjunta. Como parte de ese trabajo conjunto quedan dos productos bien definidos, independiente a los resultados presentados, se refiere a la elaboración de un Manual de Procedimientos para el Uso del Módulo para cualquier técnico que quiera realizar trabajos en el área, además debido a la necesidad de generar grupos de trabajo para los análisis pertinentes, el MAG generó una Resolución de conformación del Grupo de Trabajo Interinstitucional que hace a la institucionalidad para futuros trabajos y acciones, especialmente para uso de modelos.
Recomendaciones. Entre las recomendaciones destaca seguir utilizando la herramienta incorporando nuevos cultivos, especialmente de la Agricultura Familiar e incorporar nuevos actores para validar el modelo. Difundir la información generada a todos los niveles de toma de decisiones, pasando por las autoridades del nivel central, departamental y distrital, a técnicos de campo y a agricultores líderes para que se tengan mejores herramientas para la toma de decisiones en el largo plazo acorde a los resultados obtenidos. Seguir fortaleciendo las capacidades institucionales del Sistema MAG y sus asociados con la transferencia del conocimiento y capacitación a más personas, además de poder llegar a consolidar un sistema de análisis y evaluación respecto a los impactos del Cambio Climático. Se debe de buscar implementar un Sistema de Gestión Integral de Recursos Hídricos para el sector agropecuario considerando que las proyecciones generan escenarios con défi cit hídrico en los próximos años, dando énfasis en la implementación efectiva de uso de riego, cosecha de agua, entre otros.