Néstor Zarza, presidente del directorio de Avícola y Agropecuaria Cerro Pinto, empresa productora de los huevos San Carlos, indicó que la etapa inicial arranca con un buen manejo de las aves que serán destinadas al galpón de recría. “Recibimos las pollitas habitualmente del mismo proveedor de Brasil. Ahí está nuestro futuro y por ello destinamos una infraestructura acorde a brindar la mejor atención para nuestro futuro que depende en gran medida del mayor de los cuidados”, sostuvo. Indicó que es política de la granja iniciar con el buen manejo que incluya buena atención para apuntar a buenos resultados. “Para lograr todo eso es fundamental la etapa de recría. Ella determina el nivel de eficiencia productiva de nuestras aves. Para nosotros es fundamental y, cada vez, estamos siendo más finos en cuanto al manejo de esta etapa. Hemos entendido que según se ofrezca la mejor o peor atención en esta etapa, seremos premiados o castigados duramente en el futuro”, recalcó. Por ello la atención es fundamental en esta fase. “Ahí trabajamos en lograr la uniformidad, en lograr una buena nutrición que, en gran medida, depende de un buen manejo de temperatura, desde el primer día y durante las 24 horas. Basta que en horas se pierda esa calidad de atención para que impacte negativamente en el plantel”, advirtió. Para evitar sorpresas, se extreman cuidados tales como guardia las 24 horas. “Cubrimos todos los turnos hasta por lo menos tres meses de edad”, dijo.
Granja ubicada en Carapeguá.
Escudo sanitario
En este proceso se desarrollan tareas como el despique o la vacunación, entre otros manejos de los lotes actuales hasta su paso al galpón de producción, como ponedoras. “Prácticamente en un 90 % ya reciben vacunas en la etapa de recría. La labor que se realiza ahí es de suma importancia, por lo que debemos darle la mejor atención”, recalcó. María Celeste Aquino, encargada de recría y producción de la granja avícola, también resaltó la importancia de la sanitación. Dijo que es necesario brindar a las pollitas de toda la protección para evitar afecciones por Salmonella, Newcastle o casos de enfermedad de Gumboro o incluso de bronquitis, con cuantiosos perjuicios en cualquier granja que no toma las precauciones. El manejo también incluye una rotación, para lo cual antes de incorporar nuevas aves, se debe practicar el “vacío sanitario”, el momento de descanso y el recomendado para la limpieza y la desinfección. “Vamos cambiando (repoblando), dependiendo del lote que necesitamos para reponer los galpones de producción”, orientó. Así, según necesidad, se establecen las compras o importaciones de pollitas. Estas se realizan por lo general del mismo proveedor brasileño, aunque también hubo un caso de adquisición de plantel desde Argentina, por una coyuntura inusual de falta de aves, explicó. Para la recría se trabaja comúnmente con 32 mil cabezas, aunque al momento de la visita estaban unas 46 mil.
Néstor Zarza, presidente del directorio de Avícola y agropecuaria Cerro Pinto.
Permanencia y alimentación
Esto es en una primera etapa, conforme las indicaciones dadas en la oportunidad. Luego son destinadas a otros galpones convencionales. “Tenemos otra granja también (en la zona de Yere, Caapucú) y algunas irán destinadas allí. Con esto se aliviana la carga y facilita el trabajo para tener una recría con buen resultado. En el galpón de recría las aves quedan hasta completar trece semanas como máximo. “Es lo que puede aguantar en este lugar, luego ya no se recomienda”, añadió. Posteriormente deben ser trasladados hasta su galpón definitivo, para iniciar “la puesta”, en el proceso productivo. “Aquí se inicia todo, desde el primer día que vienen las pollitas. Se provee todo lo que necesitan también en alimentación. Para ello tienen balanceados para la etapa de iniciador, con una formulación mejorada, que cada vez avanzamos más al conocer e incorporar núcleos nuevos que requieren las aves”, explicó. También se destacó la importancia de clasificar lotes y tener un “ambiente controlado”.
Plantel de profesionales de la granja avícola.
Clasificación y ambiente controlado
Zarza también detalló sobre la importancia de una buena clasificación, una vez llegadas las partidas de los proveedores. “El trabajo consiste en separar lotes del mismo peso y ponerlos juntos. Es la especificación técnica que se recomienda porque cuando hay diferencias hacia abajo o hacia arriba, menos o más pesados, se acentúa el desequilibrio en cuanto a nutrición y eso impacta en la productividad en la etapa de producción”, alegó. El procedimiento es “identificar lotes del mismo peso y destinarlos a un mismo sector, a una misma jaula, misma zona. Aquellos que requieren de una mejora en su nivel de peso, que están fuera de su peso recomendado, los destinamos a sectores más cómodos dentro del galpón, en sectores en donde ingresa mejor el personal, donde la temperatura es ideal, la temperatura no siempre es igual 100 % en un galpón, hay sectores con temperatura ideal y otros con cierto déficit”, reconoció. A la par, los manejos en este sentido, pueden ser más especializado, según cada caso, en cuanto al tipo de balanceados que eventualmente se les proveerá, conforme requerimientos de peso. “Se observan los individuos de los planteles para identificar si logran o no el peso necesario, cuáles son los menos desarrollados y se les ofrece un balanceado de mayor contenido de proteínas para los más chiquitos. Todos esos manejos se dan al identificar lotes que requieran de una atención diferenciada”, dijo.