Es un aliciente necesario para ir recomponiendo dentro de lo posible las diferentes actividades y estructuras que complementan y dinamizan la transferencia de tecnología y establece un vínculo para concretar negocios. La meta es ir avanzando paso a paso, sin prisa, pero sin pausa, en donde la conducta y el compromiso de cada uno será fundamental para evitar retroceder, que podría ser un golpe letal en una nueva ola, mayor incluso que en la primera. Cumplido este trámite, se deberán concentrar las fuerzas en otros puntos fundamentales del quehacer productivo. Habrá que ver cómo se comportan los cultivos en el campo, qué tan benigno fue el clima, hubo buen acompañamiento de los mercados y otros aspectos que irán definiendo el desempeño del agro en la temporada y repetir en la medida de las posibilidades el impulso para la economía. Basta recordar datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) al resaltar que, pese a la pandemia, se registraron buenos niveles de exportaciones en rubros como soja, carne, arroz, sésamo, chía e incluso banana. Solo en envíos de granos y derivados se obtuvo en torno al 40 % del total embarcado al exterior.
Por de pronto, la posibilidad de seguir abriendo portones a la presencia física en los campos experimentales y a sedes de exposiciones ya es un aliciente y un golpe anímico efectivo para avanzar a la tan ansiada y necesaria recuperación en la nueva normalidad pospandemia. En donde se ratificará el concepto de encaminar las acciones hacia una mayor tecnificación y profesionalización del ámbito agrario, en donde la tecnología demostrará ser una de las aliadas más efectivas para alcanzar las metas y responder a los problemas actuales y de futuro mediato.