Así también, los ingleses reemplazaron el café por el té, debido a que sus cultivos de café fueron perjudicados por el hongo Hemileia vastatrix, causante de roya.
En Paraguay, la agricultura es uno de los pilares más importantes de la economía, ya que aporta más del 30% al producto interno bruto. Dependemos de diversos cultivos como la soja, el trigo, el maíz y hortalizas. Estos cultivos agrícolas están constantemente predispuestos a ser afectados por enfermedades causadas por diversos agentes patógenos como bacterias, hongos, virus, nematodos, entre otros, reduciendo el potencial de rendimiento. Todo esto, al mismo tiempo depende de que las condiciones ambientales sean favorables para la infección, de que el hospedero sea susceptible y del patógeno virulento.
Cuando trabajamos en la producción de plantas, a diario nos encontramos con una diversidad de sintomatologías en nuestras plantas como manchas amarronadas, puntos oscuros, presencia de polvo blanco o de color amarillo, entre otras, las cuales pueden parecer inofensivas si bien, a medida que pasa el tiempo avanzan rápidamente llegando al punto de destruir los cultivos. Los daños citados anteriormente no se limitan a los cultivos extensivos e intensivos, si no que están presentes a cada paso que damos, en el árbol de limón de la vereda del vecino, en las rosas del jardín, en el cocotero de la esquina, es decir, estamos rodeados de enfermedades en nuestras plantas y la mayoría de las veces no dimensionamos lo perjudiciales que podrían llegar a ser.
Estas enfermedades tienen un reflejo aún más impactante en términos alimenticios, pues el fin último de la agricultura es alimentar al mundo, en el que tenemos una población que aumenta año tras año, exigiendo alta calidad de los productos y que el mercado sea lo suficientemente eficiente para abastecer las diferentes necesidades de los consumidores. La FAO estima que alrededor 40 % de los alimentos se pierden a causa de enfermedades en las plantas, por lo que lo restante, que no se pierde, resulta del esfuerzo continuo de millones de agricultores y profesionales en el campo y fuera de él, en los laboratorios.
Hasta aquí hablamos del impacto de las enfermedades, pero ¿cómo las manejamos y prevenimos?
Cuando nos deparamos con algún síntoma en las hojas, tallos, frutos, etc., nos preguntamos cual sería la causa y cómo solucionarlo, y lo que necesitamos son respuestas claras y precisas, por lo que urge recibir un diagnóstico confiable, pues dependemos de estos resultados para resolver nuestro problema. Para ello, debemos recurrir a laboratorios de diagnóstico en clínicas vegetales, donde se busca arduamente brindar respuestas y soluciones concretas para manejar enfermedades es el foco principal.
En estos laboratorios, una vez recibida la muestra de estructuras vegetales, la misma pasa por una serie de procesos y análisis, como la observación de los síntomas bajo el estereoscopio, la observación de las estructuras reproductivas de un hongo, por ejemplo, bajo el microscopio y su posterior cultivo en condiciones in vitro. Por otro lado, mediante muestras de suelo se pueden extraer nematodos, los cuales son parásitos de las plantas y así, pueden ser cuantificados e identificados bajo el microscopio.
La minuciosidad en el trabajo dentro de las clínicas vegetales en el diagnóstico apoyada en técnicas actuales y basadas en la investigación, proporcionan al productor la oportunidad de saber la condición fitosanitaria de su cultivo y de esta manera, tomar las mejores decisiones para manejar a la enfermedad.
Otra medida que apoya directamente al diagnóstico es el monitoreo. En esta técnica se debe recorrer constantemente las parcelas, durante todas las etapas del cultivo, haciendo observaciones detalladas en búsqueda de síntomas. La misma permite que el productor esté aún más interiorizado de lo que ocurre en su producción, debiendo realizarse incluso si no hay rastros de posibles enfermedades. En el caso contrario, podrá acompañar la forma en la que evoluciona el ciclo de la enfermedad diagnosticada y luego de aplicar las medidas de manejo, podrá hacer un seguimiento de este proceso.
Una aliada bastante importante y que a la cual nos adaptamos casi sin darnos cuenta, es la tecnología. Sus contribuciones en la agilidad del mantenimiento de las parcelas van desde el uso de la biotecnología, la agricultura de precisión, a las máquinas e implementos agrícolas. Adicionalmente, los monitoreos para la obtención de imágenes satelitales mediante el uso de drones, colaboran cada vez más en el diagnóstico, pues a través de estas imágenes podemos observar nítidamente la diversidad que presenta una parcela, por ejemplo, observando zonas con una menor cantidad de follaje en comparación a otras aparentemente en buen estado, lo que nos indica que puede haber la presencia de algún patógeno que está causando daños al cultivo.
Las pérdidas en productividad a causa de enfermedades, pueden ser devastadoras, afectando a un sinnúmero de personas involucradas en los varios sectores de la producción agrícola, pero debemos considerar que existen diferentes herramientas eficaces y laboratorios que cooperan para llegar a un diagnóstico de enfermedades cada vez más acertado y gracias a eso se pueden seleccionar las mejores medidas en el menor tiempo y costo posible.