La reducción de eficacia de fungicidas provoca fallas en el control de la roya de la soja.
Las enfermedades de las plantas provocan pérdidas de producción en los cultivos y tienen un impacto en la economía, por ejemplo, el control de la roya de la soja en Paraguay cuesta a los productores entre 300 y 500 millones de dólares anuales. Las enfermedades infecciosas de las plantas son causadas por microorganismos como hongos, oomycetes, bacterias, virus, nematodos, entre otros. Cada uno de estos organismos tiene sus particularidades que hacen más o menos agresivos o virulentos.
Ing. Agr. M. Sc. Guillermo Andrés Enciso Maldonado
Centro de Desarrollo e Innovación Tecnológica (CEDIT).
(gui77eenciso@gmail.com)
Ing. Agr. M. Sc. José Arturo Schlickmann Tank
Centro de Desarrollo e Innovación Tecnológica (CEDIT).
(joseschlickmann2010@gmail.com)
Para que ocurra una enfermedad en una planta, tres requisitos son indispensables: El patógeno debe ser virulento, es decir, debe tener la habilidad de provocar enfermedad en las plantas; las condiciones ambientales deben ser favorables para el desarrollo de la enfermedad, esto debido a que hay patógenos que requieren de determinadas temperaturas o cierto contenido de humedad en las hojas para infectar y colonizar los tejidos; por último, el hospedero debe ser susceptible, es decir, que no cuenta con una inmunidad específica ante el patógeno. Entonces, cuando confluyen estos tres factores, la enfermedad se manifiesta.
Actualmente el manejo de las enfermedades en plantas debe ser integrado. No se puede pensar en un solo método de control de enfermedades. La palabra control implica tener un dominio sobre las enfermedades, pero eso es imposible debido a que existen varios factores que pueden ocasionar fallas de control de enfermedades. Por ejemplo, las fallas del control químico por medio de fungicidas pueden ser debido a:
• Utilización de sub-dosis de los fungicidas
• Selección errónea de la formulación (adherencia y persistencia)
• Mezcla de fungicidas con insecticidas que causan floculación en la solución del tanque
• pH de la solución del tanque
• Uso de adyuvantes sin tener en consideración el clima, la superficie vegetal y la formulación
• Tecnología de aplicación inadecuada (máquinas y picos)
• Resistencia a los fungicidas utilizados
Por ello, debemos hablar de manejo. Con determinadas estrategias podemos manejar las poblaciones de patógenos y mantenerlas en niveles bajos. Por ejemplo, respetar el vacío sanitario, rotar los cultivos con abonos verdes y el uso de semillas tratadas con curasemillas o microorganismos, estas son prácticas que van a favorecer la reducción del inóculo de patógenos y, en consecuencia, reducirán la severidad de las enfermedades.
En los últimos años, el manejo de enfermedades ha contemplado una nueva opción: el uso de variedades resistentes a enfermedades. La adopción de variedades resistentes en Paraguay es todavía muy baja, en 2017 se registró que menos del 2% del área de siembra estaba cubierta por variedades de soja resistente a roya. Las variedades resistentes cargan con uno o más genes que confieren resistencia a determinado patógeno. Estas variedades reducen la producción de inoculo en el campo y evitan el desarrollo de nuevas epidemias y potenciales perdidas de producción. El uso de estas variedades es una posible solución para retrasar el avance de las enfermedades y son una herramienta que a largo plazo deben integrarse dentro del manejo debido a que los fungicidas pierden eficacia de control cada año. Se estima que la perdida de eficacia de los fungicidas para el control de la roya de la soja en Paraguay es de aproximadamente 9% anual.
La resistencia genética de las plantas puede ser de dos tipos: vertical u horizontal. La resistencia vertical es aquella que es mediada por uno o pocos genes y confiere resistencia completa o total en la planta a uno o pocos aislados de un patógeno determinado, en estos casos, la resistencia es cualitativa, debido a que la planta es o totalmente inmune o susceptible. Por el otro lado, la resistencia horizontal es una resistencia mediada por varios genes (poligénica) y el patógeno puede infectar y causar enfermedad, pero de manera limitada; en este caso la resistencia es incompleta, se pueden observar síntomas, pero en mucho menor grado que en las variedades susceptibles y completar su ciclo de manera óptima. Las variedades con resistencia horizontal tienen la ventaja de ser resistentes a una amplia gama de cepas de un mismo patógeno.
Hasta la fecha, las variedades resistentes de soja portan uno o pocos genes de resistencia que ofrecen resistencia vertical. Como se mencionaba, la resistencia vertical solamente es efectiva contra pocos aislados de roya. El causante de la roya de la soja (Phakopsora pachyrhizi) es un hongo que realiza un ciclo de reproducción parasexual, lo que da lugar a la recombinación del ADN y cepas nuevas, con nuevas características, y entre estas cepas, se encuentran cepas resistentes a fungicidas y capaces de evadir a las variedades resistentes. Estudios realizados en la década pasada demostraron que los aislados de Phakopsora pachyrhizi en Paraguay son diferentes en cada localidad y en cada temporada nueva de siembra, lo que le da ventaja al patógeno de poder prosperar y por lo que no se ha llegado a un éxito para combatirla.
La naturaleza siempre hace de las suyas y los agrónomos, técnicos e investigadores debemos pensar en un manejo integrado. Actualmente, existen herramientas que permiten predecir el momento de aparición de enfermedades, estas herramientas, aunadas al uso de variedades resistentes, ejecución de prácticas culturales favorables para la reducción de inóculo, el monitoreo y el uso de fungicidas permitirán el desarrollo de cultivos sanos.