Notas

30/12/2019

Busca tomar impulso: retroceso en superficie, expectativa de crecimiento en producción

Con el cierre del 2019 y en pleno desarrollo del año agrícola para la zafra 2020, datos oficiales del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) dan cuenta que, en líneas generales, se proyecta una disminución de la superficie global, pero con una tendencia de incremento en el volumen a producir. Las estimaciones surgen de los números basados sobre desempeño y expectativa de dieciséis rubros principales, tomando como referencia su importancia económica y social.

Conforme los datos de la Dirección de Censos y Estadísticas Agropecuarias (DCEA), del MAG, la zafra agrícola actual va del 1 de julio del 2019 y al 30 de junio del 2020. Se trata de una proyección preliminar sujeta a variación según los datos disponibles, pero que ya muestran una tendencia a la fecha de cómo vendría eventualmente la temporada. Para este análisis se toman como referencia desempeños y expectativas de dieciséis rubros, evaluados por su importancia socioeconómica, ya que son catalogados como responsables mayores de generar el Producto Interno Bruto (PIB) agrícola, fundamental para la economía nacional, así como proporcionar herramientas de seguridad alimenticia y de ingresos para las pequeñas fincas campesinas.

Las proyecciones fueron elaboradas por el Departamento de Estadísticas de la DCEA, sobre la base de las series históricas de los cultivos e informaciones de los subcentros de la dirección, así como informaciones compartidas del sector privado, entre ellos, de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), de la Cámara Paraguaya de Exportadores de Sésamo (Capexse), así como de medios de comunicación, según informó el reporte proporcionado por la dependencia del MAG. Las estimaciones de rendimiento corresponden a desempeños esperados bajo condiciones climáticas normales.

De igual forma se indicó que los datos correspondientes a la soja y al maíz incluyen a la zafra y a la zafriña (entre zafra o de segunda), así como reportes de la oleaginosa en la región Occidental, que viene ganando espacio en las últimas temporadas. De igual forma, para el caso de caña dulce, se tomaron en cuenta aspectos de la caña de azúcar industrial, tales como azúcar, etanol y miel, además del cultivo empleado como forraje. Es de recordar también que para el caso de la caña dulce, el trigo y la canola corresponden a cultivos de invierno, en un periodo que va de la siembra de abril a mayo y con cosecha de setiembre a octubre, a diferencias de otros rubros que se incluyen en el año agrícola julio 2019 – junio 2020.

Pasos hacia atrás

Al tomar en forma global los dieciséis cultivos principales del MAG, en total se tiene como referencia que hubo un retroceso en materia de superficie total cultivada, al comparar la zafra pasada con la esperada. En la temporada 2018 – 2019, los rubros totalizaron 5,84 millones de hectáreas bajo siembra. En tanto, la proyección 2019 – 2020 apunta a 5,73 millones de hectáreas. Una diferencia en torno a 114 mil hectáreas menos, traducidas en una variación relativa de -2%. De esta caída son responsables, principalmente, el trigo (65 mil hectáreas menos), la soja y el maíz (ambas con 35 mil hectáreas menos cada una), números que representan 135 mil hectáreas que no fueron sembradas, comparando ambas temporadas.

Si se suman las demás caídas de área estimadas de otros rubros tales como girasol, algodón y mandioca, el número global se aproxima a unas 150 mil unidades de superficie entre las campañas analizadas. Eso por el lado de lo sembrado. Con respecto a la producción, las principales mermas según los cálculos del MAG se dieron en trigo (-327,1 mil toneladas), mandioca (-54,6 mil toneladas) y maíz (-19 mil toneladas). Aunque el grano porcentualmente registró una variación negativa en producción por debajo del -1%. En tanto, girasol (-4,4 mil toneladas) y algodón (-3,8 mil toneladas) tuvieron caídas más significativas desde el punto de vista de los valores relativos. La cifra global se ubicó en torno a las 409 mil toneladas no producidas, comparando con el 2019.

Contrapeso positivo

Entre tanto, las estimaciones dan cuenta de una recuperación en términos de volumen producido al sumar las expectativas de los principales rubros tomados por el MAG y que si bien todavía es preliminar, alimenta las esperanzas de recuperar parte de lo perdido en la zafra 2019. Así, en producción global la temporada 2018 – 2019 registró más de 26,1 millones de toneladas, mientras que las proyecciones para la zafra 2020 apuntan a 27,7 millones de toneladas, una diferencia por arriba del 1 millón 660 mil toneladas más, equivalente al 6% de variación relativa positiva. Para elevar los números, se espera que la soja vuelva a retomar fuerte protagonismo y devuelva la fortaleza a todo el aparato productivo y, por ende, a la economía nacional.

Y conste que en términos de superficie la oleaginosa pudo haber registrado una merma en el área bajo cultivo, según las estimaciones oficiales. Pero el rendimiento promedio aguardado, próximo a las 3 toneladas por hectárea, representaría un quinto más de incremento con respecto a la media calculada de la zafra 2019, que no alcanzó las 2,4 toneladas por hectárea. Esa suba de al menos 500 kg más de promedio, sería suficiente para saltar de vuelta la barrera de las 10 millones de toneladas de soja. Otro aumento esperado y de impacto más sobre las fincas menores se daría en el sésamo que podría superar las 38 mil toneladas. De igual forma, se esperan subas en otros rubros que suman para contrarrestar los números negativos.

En este grupo aparecen la caña de azúcar, con incrementos aguardados en superficie y producción, así como la canola, la yerba mate y el tabaco. A esto se suman con valores relativos en positivo la producción del maní, del tártago, del poroto y del ka’a he’e. En tanto, sus superficies prácticamente se mantienen o están con variaciones por debajo del 1%. Para completar el resumen, también se mencionó al arroz con riego, aunque su variación comparativa entre la zafra 2019 y la expectativa de la cosecha 2020 no refleja grandes cambios, tanto en superficie como en producción, conforme los datos de la DCEA. Es de esperar igualmente que este resumen forme parte de los cálculos enviados a los responsables económicos para determinar el impacto final en el PIB nacional.