El Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbío) realizó los festejos por sus 18 años en su sede en Asunción, en compañía de directivos, colaboradores y aliados estratégicos, a quienes se sumaron familiares, en una noche por demás emotiva de muchos recuerdos y de cara a nuevos desafíos. El titular de la entidad, Alfred Fast, recordó con gratitud a quienes lo antecedieron en el cargo y que permitieron “lo que hoy es esta institución”. Destacó el legado que la gente va dejando a su paso, así como el apoyo recibido de colaboradores, gremios, organizaciones, empresas, academias y toda una cadena afín a los objetivos perseguidos.
Sintetizó los tres ejes en los cuales el Inbío desarrolla su actividad: Información, Investigación y Capacitación. “Colaboramos para que los eventos biotecnológicos entren de forma ordenada, pero también vemos falta de información sobre los organismos genéticamente modificados. Hay muchas dudas y creo que el Inbío es un lugar en donde las personas con dudas pueden conseguir respuestas. Hay gente capacitada para explicar sobre el tema, aclarar riesgos, ventajas o funcionalidades. Tratamos de mostrar lo que es biotecnología, variedades, proceso, manejo e importancia de rotación”, comentó sobre el primer aspecto.
Sobre Investigación, recordó las tareas emprendidas y las novedades, con los cultivos de trigo, soja y maíz. Subrayó no solo los avances logrados, sino la aceptación que tienen los materiales, valorados por sus características y comportamientos resilientes, con buenos desempeños en ambientes rústicos y con techos muy buenos de rendimientos. “Somos una opción más en el mercado y a futuro, seguiremos creciendo con eventos nuevos. Estamos trabajando para ofrecer variedades con más tecnologías, sean con otras resistencias a enfermedades o para encarar problemas como el estrés hídrico”.
De la Capacitación, recordó que el Inbío aglutina a unas 20 personas, pero que a lo largo de 18 años permitió el entrenamiento y la formación a más gente. “Más de 40 personas pasaron por el Inbío. Fueron becadas, fueron capacitadas con cursos de grado, especializaciones, posgrados”, indicó y reiteró la importancia de la formación para salir adelante. “Tenemos que crear más técnicos paraguayos con las habilidades necesarias que permitan hacer florecer más en ese campo que es la biotecnología”. Valoró el esfuerzo realizado para contar con un espacio físico para los trabajos de investigación, lo que abre puertas a siguientes desafíos.
“Ahora contamos con un pedazo de tierra, de 26 ha, cerca de Encarnación, en donde estamos proyectando un moderno instituto, nuestro parque tecnológico Inbiotec. Queremos que sea nuestra base de trabajo, pero también vamos a estar en diferentes partes para que las variedades seleccionadas se adapten a diferentes ambientes. Tenemos muchas novedades para los próximos años. Novedades que van a ser muy buenas para el productor, porque le va a ayudar a ganar más dinero con variedades con más sanidad, rústicas, de alta productividad. Vamos a estar lanzando en el futuro más materiales con más tecnologías”, concluyó.
Creció y se fortaleció. La actual gerente general del Inbío, Estela Ojeda, durante la noche de festejo comparó a la organización con alguien en alcanzar la mayoría de edad. “El Inbío fue como un niño que creció, pasó la adolescencia, se fortaleció y es una persona mayor de edad”. Recordó que tuvo varios momentos, con un inicio impulsado por muchos proyectos y a la vez contribuyendo a formar y a apoyar a muchos jóvenes para capacitarse y crear una masa crítica con respecto a la biotecnología. “Llegó en un momento importante para el país, cuando los actores de la cadena acordaron con la compañía Monsanto pagar por la tecnología que estaban usando”, recordó.
Destacó a la vez que ese logro fue un importante paso no solo para Paraguay, sino que sirvió de ejemplo en otras latitudes, puesto que se daba el caso de la capacidad de acuerdo entre los actores de toda una cadena sin necesidad de una ley que obligue a cumplir con el pago. También recordó que en los últimos años al programa estandarte de investigación, para el cultivo de la soja, se sumaron otras ramas de estudios, fortalecidas con alianzas estratégicas. “Estos 18 años nos encuentra con un Inbío de bases sólidas listas para edificar. Nos encuentra con ese gran paso que hemos dado de tener un centro de investigación, Inbiotec”.
Anticipó que están avanzadas las tareas previas para iniciar la construcción edilicia y otras obras. “Inbío no tenía una casa propia. Sino trabajaba en campos ajenos por lo que en el 2020 se tomó la decisión de contar con un espacio propio. Estamos con los planos hechos de Inbiotec. El anteproyecto fue aprobado y quizás para el segundo semestre iniciemos la construcción. Es un proyecto ambicioso que no se puede hacer todo de una sola vez, sino por etapas. Porque eso nos reunimos con el equipo para reafirmar nuestro trabajo que, aunque sea dificultoso y sin comodidades, debemos seguir para continuar creciendo”, resaltó finalmente.
Entre los intervinientes también estuvo el presidente de la Unión de Gremios de la Producción, Héctor Cristaldo, quien colaboró con la reseña histórica de cómo fueron los inicios y cuál es la situación actual del Inbío. También hubo menciones especiales a figuras desaparecidas, entre ellas se citó al ex presidente Eugene Schöller y a César Jure, titular de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), recientemente fallecido. También es de honrar la memoria del ex gerente general Ricardo Pedretti, entre otros. Igualmente fue muy emotivo el festejo pues permitió reunir a familias de los colaboradores.