En regiones donde la falta de agua es una preocupación constante, la innovación se convierte en una herramienta esencial para asegurar la productividad y sostenibilidad de los cultivos.
La soja, un cultivo clave tanto para la alimentación como para la economía global, ha sido objeto de intensa investigación dando lugar a importantes avances en su adaptabilidad a condiciones climáticas adversas, como la sequía. Gracias a la tecnología y al mejoramiento genético se logró desarrollar variedades de soja de alta performance que proporcionan rendimientos superiores incluso frente a escenarios agrícolas desafiantes.
Mejoramiento genético ante a los desafíos
Si bien el mercado actual ofrece opciones variadas, interesantes y competitivas, es crucial considerar que las variedades de soja no solo deben poseer la capacidad de sobrevivir, sino también mantener una producción consistente y rentable que otorgue al agricultor el máximo beneficio económico.
Para maximizar los resultados en áreas propensas a la sequía, es necesario acudir a los técnicos especialistas e identificar las variedades que se caractericen por ciertas adaptaciones específicas:
Raíces más profundas:
Las plantas de soja con raíces más profundas tienen la ventaja de poder acceder a agua y nutrientes en las capas más bajas del suelo. Esto les permite prosperar en periodos de sequía prolongados, cuando la disponibilidad de agua en la superficie es limitada.
Tolerancia al estrés hídrico:
Existen variedades que pueden mantener su crecimiento y desarrollo pese a experimentar un marcado déficit hídrico, minimizando la pérdida de productividad.
Fuente: www.agrofertil.com.py