Propietario de la empresa Arrozal, con sede en Coronel Bogado (Itapúa), incursionó en la zona Norte de Ñeembucú, en la cuenca del río Paraguay con un emprendimiento en alianza con otros productores y un buen año inicial en la parte agrícola, pese a unos contratiempos. Aprovechó igualmente para reflexionar sobre la situación del cereal y los desafíos que se presentan a corto y largo plazo en el sector.
_ P. ¿Qué tal la experiencia en Ñeembucú?
_ P. Estamos en el municipio de Villa Franca, a unos 15 km del centro y a unos 65 km de la capital departamental, Pilar. Estamos sobre ruta, que es algo importantísimo por- que los medios viales son básicos como el agua, la tierra o como el servicio de electricidad. Son fundamentales para los proyectos. Además, esta cuenca del río Paraguay tiene unos suelos muy buenos, incluso mejor que del río Paraná, que presenta suelos aluviales, con mucha arena. En producción, tuvimos muy buena productividad, superamos los 10 mil kg/ha. En lo que va de la cosecha, se pudo ver la calidad del grano. Estamos con muy buena calidad del producto, sano. Incluso, esa parte, la cuestión sanitaria, manejamos con monitoreo, lo que nos hace ser más eficientes porque realizamos aplicaciones solo cuando sea necesaria. Este año fue muy favorable. Hasta las incidencias de enfermedades que normalmente nos ataca en cierta etapa, este año fue muy leve. Nos permitió también sacar productos con muy pocas aplicaciones de químicos para controlar los problemas fitosanitarios. En mi caso, comencé con unos 8 mil kg/ha en 860 ha y cerramos con 10,5 mil kg/ha. Limpio, seco. Eso ya es un potencial. Un rendimiento considerado alto porque estamos en el primer año y todavía falta mejorar algunas partes, como preparación de suelo. Pero mis- mo así, tuvimos es rendimiento. Ahora viene otra cosecha y veremos al final cómo termino el rinde agrícola.
_ P. ¿Sigue el desarrollo de la actividad en la zona?
_ P. Sí. Por ejemplo, el de mi empresa Arrozal, es un emprendimiento en conjunto con la firma Seagro, que entró con la parte de alquiler y la estructuración del campo. Somos cuatro productores en condominio. Seagro nos facilita el campo estructurado, con caminos, canales y suministra agua. Lo que hacemos como productor, es preparar, sembrar y cosechar. Me parece una estrategia, un modelo muy importante, porque reduce el pasivo de cada productor. Desarrollamos un modelo de producción arrocera interesante a seguir. Por ejemplo, en la zona está Agro Caraya S. A., es un proyecto de dos fa- milias, Insfran y Domínguez. Ellos ya desarrollaron este sistema de producción. Nosotros, tal vez sea el segundo modelo y puede ir aumentando. Ese es el camino.
_ P. ¿Cómo evalúa la situación actual de la producción arrocera en general?
_ P. Si bien es un año fantástico para la producción,
ahora estamos siendo castigados por la calidad del grano. Por el momento de la cosecha, se está quebrando el arroz en el campo. El cereal se seca en la propia planta y no hay máquina, recepción o transporte para llevar todo a los puestos de acopio. Se está pasando más tiempo de lo debido en el campo. Eso quiebra el grano. El precio del arroz vale por su grano entero. Si se quiebra, ya pierde valor. Es un punto que tenemos que ajustar. Molinos sobran, pero centros de acopio, para secado y almacenamiento, faltan. En exportaciones, el mercado principal sigue siendo Brasil, hace poco se exportó hacia Centroamérica.
_ P. ¿Cuál considera otro punto a mejorar?
_ P. En lo que sea producción agronómica, nos faltan variedades mejoradas. Estamos con algunos registros de material importado de híbrido de arroz, desde Uruguay, además tenemos algunos avances de líneas con las que trabajamos. Enfatizamos la producción de semillas certificadas en Paraguay, que no tenemos. Es lo que nos falta. Contamos con recursos como agua, tierra, pero entre los insumos, necesitamos de un material genético mejorado. No tenemos en este momento y la falta de variedades de arroz puede ser un problema futuro si no tomamos alguna medida para obtener nosotros mismos nuestros materiales.
_ P. ¿Y la financiación?
_ P. Ese es el problema. Probablemente, si voy a mencionar problemas del cultivo del arroz, lo financiero primero. Después los otros, insumos, semillas, variedades, etc. Los analistas de riesgo miran precios solamente. Siempre les digo que no miren solo eso, porque el precio se determina por la producción regional o mundial. Si se produce mucho, normalmente bajan los precios; si hay poca oferta, aumenta. Nosotros necesitamos tener más recursos en equipos, en maquinaria para agilizar el trabajo y no depender que haya buen tiempo. El cambio climático nos exige hacer más rápido, en la siembra, en la cosecha, en la preparación. Ahí nosotros vamos a mane- jar con mayor facilidad la producción, la productividad que buscamos.
_ P. ¿Desea dejar algún mensaje final?
_ P. Que realmente sigamos de esta manera, porque yo sé que esto demuestra el grado de confianza. En esta región contamos con muchas cosas. Es cuestión de programar para sacar el máximo beneficio, porque cada kg que se produzca, es distribuido entre muchísimas personas, dentro de la cadena productiva. Por ejemplo, esta área antes carecía de esta actividad. Hoy, con el desarrollo que está teniendo, realmente alcanza a mucha gente en la parte económica, a través del trabajo que generamos y las oportunidades que damos.