Notas

27/08/2020

Reestructurados para festejar diez años

FUNDACIÓN NIKKEI CETAPAR - La Fundación Nikkei Cetapar completa diez años de constitución. Surgió como una respuesta para no cortar con las investigaciones y el trabajo tecnológico desarrollados en la zona Yguazu. El décimo aniversario lo toma en plena reestructuración y con nuevos desafíos para dar respuestas a las necesidades actuales, a la par de mantenerse como referente para ejecutar proyectos en alianzas incluso a nivel internacional y seguir brindando renovados servicios sostenibles.

Pese a la pandemia por el coronavirus tipo Covid-19, la fundación viene implementando desde el Centro Tecnológico Agropecuario del Paraguay (Cetapar) varias actividades, para cumplir con sus objetivos. Incluso, acorde a otros casos, viene encarando capacitaciones en línea, a la par de seguir con sus trabajos en el predio ubicado en Yguazú (Alto Paraná) y que, como campo de capacitaciones, lleva casi seis décadas, desde sus inicios como establecimiento para asistir a inmigrantes japoneses en 1.962, cuando empieza a escribirse los antecedentes de la Fundación Nikkei Cetapar.
Tras su constitución como Centro de adiestramiento de Yguazú (1962), un año después pasaría a denominarse “Chacra experimental Colonia Yguazú” y luego pasar a la administración de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA, por sus siglas en inglés), desde 1974. Ante la cercanía del final del proyecto ejecutado por JICA y, dada la importancia del centro en la investigación, capacitación y trabajos tecnológicos, se buscó una figura que permitiera no cortar con la contribución del desarrollo agrícola de la región Oriental del Paraguay.
Esto llevó por crear una figura que tomara la posta y siguiera con la tarea. Así, entre el segundo semestre del 2009 y el primer trimestre del 2010 se completaron los pasos para constituir la organización que tomara las riendas de este desafío. El Ejecutivo dio luz verde a la propuesta mediante el Decreto 4.147, del 31 de marzo del 2010 y, con ello, empezaba la era de la Fundación Nikkei Cetapar, en medio de grandes expectativas por seguir en la senda del desarrollo tecnológico y de trasmitir conocimientos al sector agropecuario, sobre todo, en los últimos años cuando se retomaron varios trabajos.
Y, en plena renovación, surgió el Covid-19 que en los últimos meses obligó a replantear algunos aspectos como institución, sobre todo porque hubo importantes actividades que debieron paralizarse, en el ámbito de la capacitación y algunos eventos ya anunciados de antemano en el calendario anual de actividades del sector (que de por sí prácticamente fue desechado por todo el 2020). Pero si una puerta se cierra, otra se abre. Cetapar se adjudicó con proyectos de cooperación internacional, incluso uno que ya tenía previsto su culminación en esta temporada, se extendió por cuatro años más.


 

Muchas novedades
El director general del centro tecnológico, Edgar Figueredo, recibió a un equipo de Campo Agropecuario Multimedia para hablar sobre la actualidad y las proyecciones futuras. Primeramente recordó su paso previo por la Federación de Cooperativas de Producción (Fecoprod), “una de las socias en Cetapar”, para, desde el 2018, asumir sus nuevas funciones al frente de esta institución. “Estamos con muchas novedades y proyectos para compartir. Venimos fortaleciendo en estos dos años en muchas de las áreas que tenemos”, manifestó. 

Edgar Figueredo.

Recordó que el establecimiento es “un centro tecnológico, de innovación, de desarrollo y, por sobre todo, de conocimiento de transferencia de capacidades”. Entre las áreas con que cuenta mencionó la de frutales, de horticultura, el tambo, el centro de entrenamiento de maquinarias agrícolas y el laboratorio, totalmente reestructurado. Se realizan trabajos con cooperaciones internacionales y con alianzas con empresas locales, así como las iniciativas propias. Además, de brindar la posibilidad de pasantías a jóvenes estudiantes de universidades, colegios técnicos o escuelas agrícolas, incluso graduados.
De esta forma, se ayuda a los jóvenes profesionales a contar con experiencia, cuya falta muchas veces dificulta al egresado a insertarse en el mercado laboral. Cetapar, indicó, les permite esa posibilidad que, al final de la pasantía, certifica como experiencia laboral. Entre los proyectos internacionales, resaltó el desarrollado con la Universidad de Obihiro, del Japón, para mejoramiento de la producción de leche; con la Unión Europea, el denominado “Mipymes compite”, para fortalecer el área frutihortícola y, con Israel, en el curso virtual de tecnificación de riego en la producción.
Incluso resaltó que de una convocatoria de 16 países latinoamericanos, con más de 350 postulantes, fueron adjudicados 35 becarios de toda la región y, en ese grupo, dos son jóvenes profesionales que trabajan en Cetapar. A la par, están con actividades en alianzas con gremios y empresas locales, incluso con finalidad de responsabilidad social, como es el de reciclado de envases de defensivos agrícolas. A esto se suma la posibilidad de lograr un acuerdo con Embrapa para la certificación de laboratorios, en especial lo concerniente a suelos, así como visitas a otros laboratorios.
Hablando de laboratorios, Figueredo también resaltó que Cetapar cuenta con uno “de los más complejos del país”. La unidad especializada compone una central dividida en ocho áreas: suelos, fertilizantes, agroquímicos, semillas, bromatología, fitopatología, fitopatología, entomología y biología molecular. “Pasamos por un proceso de reestructuración y queremos ofrecer al cliente una calidad sobre los resultados que emitimos.

 

Hoy tenemos un laboratorio totalmente renovado, reinaugurado con mejoras en cuanto a lo edilicio, recursos humanos muy competentes”, dijo.
Se reciben muestras semanales, llegando a promediar unas 350 analizadas por mes, entre granos, suelos, balanceados, agroquímicos y otros. La nueva cara se da desde la fachada y en el primer acceso, en la recepción. La visita puede descansar su vista o recrearse con algunas colecciones exhibidas en el recinto, además de no olvidar que se está en una unidad especializada que establece exigentes medidas de seguridad, por lo que se cuida hasta el mínimo detalle. Parte de las explicaciones técnicas las brindó Rocío Giménez, encargada del laboratorio de Agroquímicos y Fertilizantes.
Otra fortaleza destacada durante el recorrido fue la recuperación de trabajos anteriores para posicionar resultados de investigaciones obtenidas en el pasado, como el reimpulso a la producción de tomates de la variedad Super Cetapar, obtenida por cruzamientos entre materiales taiwaneses y japoneses. Además, de los estudios con extractos de stevia en tomates, las tareas en el sector frutihortícola, con frutillas Dover, los proyectos implementados en silvopasturas y otros, bajo sistemas de riego automatizados, según los responsables del área. El recorrido igualmente incluyó visita al tambo.